domingo, 12 de diciembre de 2010

El refranero dice...

El refranero tiene un no se qué..., que no se qué tiene. Mejor, pasen y vean


A Dios rogando y con el mazo dando

El egoísta pide para sí lo que no es capaz de dar. También es una enseñanza contra la falsa bondad. En general, este refrán se expresa cuando una persona habla de un modo y actúa en sentido contrario. Juan Mal de Lara, en su Philosophia vulgar (1568) refiere este refrán a un hombre, tallador de profesión, que recibe el encargo de tallar unas figuras de santos. Ante la premura de tiempo, y en vez de ponerse manos a la obra, sólo es capaz de exclamar: "¡Dios quiera que se hagan!", a lo que su padre, reprochando su actitud, responde: "A Dios rogando y con el mazo dando"

Más listo que Lepe, Lepijo y sus cincuenta hijos

Es una comparación con la que se designa a una persona lista y avispada. Lepe es el apellido de un clérigo andaluz cuyo nombre completo es Pedro Lepe y Dorantes (1641-1700), un hombre que fue admirado en su tiempo por la gran cantidad de conocimientos que poseía y por su habilidad para tratar asuntos eclesiásticos. Llegó a ser obispo de Calahorra y es el autor de un catecismo católico que tuvo mucha difusión en los siglos XVII y XVIII. Por otro lado, el Lepe del refrán puede referirse a un tal Juan, natural de Lepe, de humilde cuna, cuya vida aventurera le llevó hasta la corte del rey Enrique VII de Inglaterra, en el siglo XV. De su sagacidad y su perspicacia se cuentan muchas anécdotas, pero parece probado que regresó a su pueblo natal con grandes riquezas. Se le indentifica con cierto caballero cuya tumba está en el convento franciscano de Lepe.

El ruin buey, holgando se descuerna

El refranero alerta sobre las consecuencias de la pereza. También señala que los perezosos se lamentan al menor esfuerzo y, en otra acepción más lejana y más ambigua, que el perezoso sufre incluso cuando descansa. Al respecto, encontramos el siguiente relato: "Un honorable padre de familia con varias hijas realizaba una sencilla prueba a sus futuros yernos para saber si eran trabajadores o no: les decía que se sentaran en un sillón muy cómodo y, tras unos instantes, les pedía que se levantaran. Si el mozo decía "aaay" cuando se sentaba y "eeea" cuando se levantaba, el buen padre lo echaba de su casa con cajas destempladas. Si tanto se quejaba en tan poco trabajo, ¡qué sería cuando tuviera que labrar las tierras, o segar, o andar con las vacas!"

Otro días más.

(imágenes cortesía de la red)

6 comentarios:

Sofía Campo Diví dijo...

El refranero es toda una enseñanza que pocas veces se equivoca. Saber sacarle partido es tarea dura, pero satisfactoria. Te presto este refrán que oí no sé dónde: muchos ajos en el mortero, no los maja el majadero.
Un abrazo

Nuria dijo...

Lo decía la mai. En una ocasión hicimos entre las dos una recopilación de refranes y nos salieron muchos.

Juan Escribano Valero dijo...

Hola Nuria: Magnificos los refranes y estupendos los dibujos que los ilustran, la mano es genial, espero los siguientes.
Nuria esotoy mejor muchas gracias por tu oración. Mi dulce contaria que es también mi enfermera jefe me tiene muy controlado y no me deja mucho tiempo para el ordenador dice que cuando el médico lo autorice.
Con afecto y agradeciendote muy de veras tu oracion recibe un fortisimo abrazo

Mateo Bellido dijo...

"Al mal tiempo, buena cara...y al hambre, guitarrazos".Hace mi padre el añadido al conocido refrán, y cuenta de uno que gastó el poco dinero que tenía en comprar una guitarra y siempre se lamentaba de no tener qué comer...Su padre le decía ese refrán a cada lamento.
Es tan rico el refranero que seguro encontramos uno para cada ocasión.
Un abrazo.

Trini Reina dijo...

Sólo ocnocía el primer refrán, aunque no del por qué se fraguó.

Ya conozco dos más:) Gracias

Abrazos

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Desconocía el de Lepe y el del buey. Este último lo anoto y me lo aplico a mi mismo en determinados momentos.

Un abrazo.