jueves, 4 de diciembre de 2008

Camino de regreso

Paseando por la red he encontrado esta bonita foto que me da pie para contarte una historia que tal vez sea cierta.



Sin saber por qué había salido de su casa nada más despuntar el día. Abandonó el calor de su hogar, cogió un par de cosas que siempre llevaba consigo y salió sin tan siquiera volverse a mirar aquella casa que había sido su hogar en los últimos años.
Durante la noche había nevado copiosamente, un manto blanco cubría el paisaje, testigo mudo de la marcha apresurada de un caminante ajeno a todo cuanto le rodeaba. A cada paso, la huella de su dolor quedaba plasmada en el frío suelo como testigo de una impotencia contenida, esa impotencia que no es sino expresión de la derrota.
Le dolía su felicidad de antaño, felicidad que se había tornado en un presente oscuro y un futuro inexistente. No entendía cómo era posible perder en un instante aquello por lo que había luchado, aquello que siempre había deseado y le había brindado tantas horas inolvidables. Mejor hubiera sido, pensaba, no haber conocido la felicidad si al final todo quedaba en un sueño macabro.
Por unos instantes alzó la mirada al cielo y maldijo su suerte al contemplar los rayos de sol que le cegaban, le dolía el alma aunque no comprendía bien el significado de esta expresión. Se dejó llevar a un mundo en el que lo irreal le estaba ganando la partida, ese mundo de ficción en el que todo es posible. Siempre que se sentía abrumado acudía a su mundo, en él podía hacer y deshacer a su antojo, sin embargo ese su mundo le había dado la espalda. ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado? Quería imaginar un presente mejor, pero no le placía; deseaba aniquilar el dolor pero éste había decidio anidar en su interior; ansiaba olvidar lo ocurrido pero se empeñaba en volver una y otra vez.
Muchas fueron las horas en las que caminó sin rumbo fijo, simplemente ponía un pie delante de otro, no le importaba el destino, caminar era su forma de alejarse del mundo real, ese mundo plagado de desdichas, tropiezos y sinsabores olvidando la parte más dulce del mismo.
Cuando el cansancio se hizo presente, ajeno al tiempo y a todo con lo que durante el camino se había tropezado, levantó una vez más la vista y ante sus ojos se dibujó su casa, había encontrado el camino de regreso. En la cocina, su madre le esperaba con la comida recién hecha y a través de la ventana vió, con asombro, un cerco alrededor de la casa hecho de pisadas sobre la nieve. Había olvidado el motivo de su enfado.



7 comentarios:

Sofía Campo Diví dijo...

Muchas veces nos vemos obligados a abandonar las cosas cotidianas, para encontrarnos a nosostros mismos en la lejanía. Pero lo más importante de nosotros mismo lo tenemos en nuestras raices, que son las que nos dan vida cada día. La respuesta a todos nuestros problemas no está arriba en el infinito, sino abajo, bajo tierra, en la esencia que nos dio el ser. Besicos

Anónimo dijo...

Y es que los enfados no nos llevan a ningún sitio a la larga. Siempre hay que encontrar el camino de regreso, por mucho que cueste. Besos y cuídate.

unjubilado dijo...

En ocasiones damos vueltas sobre nosotros mismos para terminar en el punto de partida y sin saber en realidad lo que andábamos buscando.
Saludos

Mateo Bellido dijo...

Hola, hace algunos días que no te visitaba. Me gustan que tras un relato se escondan reflexiones profundas: Como "nunca nos marchamos de nosotros mismos".
Nosotros nos seguiremos encontrando.
Abrazos, ya invernales.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Un profunda metáfora de lo estéril que resulta enfadarse.

Saludos.

Juan Escribano Valero dijo...

Hola Nuria: A un cuando en mi blog dejare mi felicitación para todos quiero con algunos hacerlo individualmente.
Con mi deseo de que el Niño Dios que nos nace en Navidad tenga un constante nacimiento en tu vida y la de los tuyos un abrazo y
MUCHAS FELICIDADES.

Fermín Gámez dijo...

Perder en un instante todo por lo que se lucha es algo trágico. De todos modos, ahí está el refugio de lo que somos realmente.

A veces, y yo lo sé, volver es lo más importante.