jueves, 30 de octubre de 2008

Oda a la máquina de escribir



¿Qué ha sido de las tan añoradas máquinas de escribir? Eran fascinantes: colocar el papel en el carro, girar el rodillo hasta alinear la hoja, establecer los márgenes con las patillas, y teclear, así de fácil. ¡Y hemos arrinconado tan maravilloso artilugio de escritura por un ordenador! La gente está loca, ¿no te parece?

Vayamos por partes. Antes te equivocabas al aporrerar una tecla (teniendo mucho cuidado de no encasquillar el dedo entre las teclas quedando dolorido y maltrecho) y no tenías más que dar al retroceso, luego la tecla de borrado (que casi siempre fallaba) y a continuación presionar la tecla adecuada, ¡nada más fácil!. Ahora hacemos lo mismo con los ordenadores, eso sí, el borrado es impecable, total una minucia de nada.

Antes sabías cuándo dar a la palanquita de avance de línea al sonido de un suave y familiar ¡clong!. Ahora en cambio, ni te enteras cuándo termina una línea y empieza la siguiente. ¡La máquina nos domina!

Antes tenías que machacar dos teclas a la vez para obtener las mayúsculas, ¡ah, las mayúsculas! era emocionante ver cómo se elevaba suavemente el carro y ¡oh milagro! se imprimía una mayúscula. Ahora..., ahora hacemos lo mismo, sólo que no se eleva el monitor, ¡cuánta emoción hemos perdido!

Antes tenías que seguir todo un ritual cada vez que llegabas al final de una hoja (en muchas ocasiones tal ritual comenzaba cuando te percatabas de que estabas escribiendo encima del rodillo, ¡minucias!), pues eso, cuando llegabas al final de una hoja, tenías el enorme placer de sentir el suave tacto del papel entre tus manos, la obra recién salida del horno, asistías al momento de alumbrar una nueva hoja impecable, (cierto que había muchos abortos, pero uno no se amilanaba por eso, total solo era cuestión de volver a empezar desde el principio, todo un gran acontecimiento). Ahora..., ahora más de lo mismo pero con la impresora, ¡pues sí que hemos avanzado!.

En definitiva ¿por qué no desenpolvar este magnífico instrumento que tantas obras magistrales ha gestado en manos tan diversas? ¿Quién ha dicho que lo antiguo no vale, que lo nuevo es mejor? ¡Ánimo, rescatemos la máquina de escribir!. Pero..., eso es lo que ocurre siempre, que hay un pero, no obstante la máquina de escribir ha sido y seguirá siendo un ¿objeto? que no debería faltar en los hogares, como una conciencia silenciosa que nos haga recordar que todo es importante, pues sin ella no existirían hoy los ¿necesarios? ordenadores.

Nota: estoy a favor del avance, de utilizar las nuevas tecnologías, pero no voy a permitir que ellas me dominen, yo las uso, no son ellas las que me utilizan, porque en definitiva es una persona la que se pone al teclado y frente al monitor, y las palabras surgen de ella hablando de uno mismo aunque no sea consciente de ello.

Hasta la próxima.

2 comentarios:

Mateo Bellido dijo...

Tengo uan Olivetti lettera 32, guardada como quien guarda un tesoro. Me has hecho sonreir con tu, me permito tutearte, interesante artículo.
Dejé de escribir en la "Olivia",hace de esto muchos años, cuando los problemas con los "consumibles" empezaron a surgir. Ahora escribo casi todo en el ordenador. Bueno, a mis alumnos de 1º de Primaria les hago letra caligráfica en la pizarra.
Un gusto saludarte y gracias por tu acertado comentario a mis versos.Besos.

Sofía Campo Diví dijo...

También existe la electricidad, pero nada sigue tan romántico como la luz de una vela. Y también estoy a favor del progreso.