sábado, 1 de noviembre de 2008

Caminando





Un camino, un caminante, un árbol. Al fondo una montaña y por encima la niebla ocultando la cima. La cima existe, aunque no sea visible, aunque nunca haya trepado hasta ella, aunque esté lejos. Para poder alcanzarla tal vez el caminante tenga que avanzar en dirección contraria para en algún recodo del camino, retomar el camino que conduce a ella.



¿Qué es más importante? Saber que existe o poder llegar a ella, caminar sin detenerse o descansar cuando las fuerzas fallen, esperar que levante la niebla o seguir adelante a pesar de todo, empeñarse en conseguirlo o esperar un momento más adecuado. Cada uno tendrá su propia y particular respuesta. No por ser diferentes una será más acertada que otra, porque cada uno tiene su propia visión del paisaje, sus intereses concretos y su forma de afrontar los baches del camino. ¿Qué es, en definitiva, lo único que de verdad importa? Cada uno interpreta las señales a su manera, dentro del contexto de sus sentimientos e ideales, en esa parcela donde nadie salvo él mismo puede acceder. Lo importante es respetar y aceptar lo otro, no comprenderlo tan siquiera porque haría falta ser el otro y eso por fortuna nunca ocurrirá.



Un deseo bueno para ti, ese que tú sabes y yo no necesito conocer.

2 comentarios:

Sofía Campo Diví dijo...

Todo buen montañero sabe que subir a la montaña con niebla es una temeridad que puede costarle la vida. En la vida real es igual, hay que hacer todo lo posible para que se disipe la niebla y poder así ver más claras las cosas. Si estamos rodeados de niebla no podemos ver dónde está el camino que lleva a donde queremos y podemos confundirnos y llegar a donde no teníamos previsto. Besitos

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Comparto el sentimiento de aceptación. Sin él la convivencia nunca sería sana o ni siquiera sería convivencia. Una de las cosas que más me gustan son estas brumas otoñales.

Saludos.